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pueden enturbiar y confundir el concepto de responsabilidad moral tal como lo he

expresado hasta ahora.

La primera trampa es la que podríamos llamar responsabilidad dividida o disgregada,

Dividida, segmentaday disgregada pero nunca ausente, porque, en el decir de Sartre,

el ser humano está condenado a ser responsable porque, en cualquier momento o

situación,actúe o se abstenga, su determinación tendrá consecuencias. En el terreno

de los deberes no hay escapatoria.

Imaginemos un médico de família está de guardia en un centro de salud. Llega a la

sala de urgencias un paciente de 26 años. Hace una hora se encontraba caminando

cuando presentó de manera súbita un síncope. Las personas que lo acompañan

explican que estuvo inconsciente pocos segundos sin presentar movimientos

anormales ni relajación de esfínteres. Se recuperó al poco tiempo. Sin embargo el

paciente continúa con mareo y palpitaciones motivo por el cual el médico decide

hacerle un ECG. El trazado es irregular, a más de 200 latidos por minuto. El médico

empieza a hacerse preguntas: ¿Es una taquicardia supraventricular por reentrada?

¿Es una taquicardia ventricular monomórfica? ¿Es una fibrilación ventricular? ¿Es,

es…? Recuerda que en su último año de residencia en el hospital le habían

recomendado que no se entretuviera demasiado en el diagnóstico diferencial y que

valorase, sobre todo, si el paciente está estable hemodinamicamente o si no lo está.

Este paciente, ahora tiene hipotensión (80 mmHgsístólica), tiene la piel fría y sudada y

está inquieto, muy inquieto. No tiene dolor torácico. Resulta evidente que está

inestable. ¿Qué debe hacer el médico? ¿Tiene que administrar amiodarona en bolus

intravenoso?, ¿tiene que dar un betabloqueador?, ¿tiene que desfibrilar? (existe

desfibrilador en el centro) ¿Debe enviar este paciente al hospital central, a veinte

minutos de ambulancia para que le practiquen una cardioversión sincronizada?Llama

al hospital y le cuesta conectar con un cardiólogo. Finalmente le ponen con el médico

de urgencias que, a la vista de la fotografía del ECG enviada por c.e,le recomienda

que no dé ningún fármaco y le comunica que tan pronto como dispongan de una

ambulancia medicalizada se la enviará. Y le advierte que si el paciente se quedase sin

pulso palpable, o inconsciente,debería aplicarle una desfibrilación sin más. No entraré

en más detallesdel caso y en su evolución. ¿Veis aquí la cadena de

responsabilidades? ¿Es sólo responsable el médico de guardia de lo que suceda a

partir de ahora con este paciente?

Las cosas pasan, pero no pasan por casualidad. Más bien pasan por causalidad. Y en

toda actuación humana hay actores (operantes si lo queréis, y también observantes)

que son artífices, más concretos o más velados, pero causantes de que aquello

suceda como sucede y no de otra forma. Mejor o peor, pero sucede de una u otra

manera según lo que cada uno haga o no haga. Sería la cuestión de la

responsabilidad compartida o por decirlo de otra manera, la cuestión de la

corresponsabilidad asistencial.

Este es, por tanto, el primero de los retos que os quería exponer. Resulta que enla

actualidad estamos ante un cambio de escenario, por otra parte irreversible. Llegó la

era de la medicina en equipo, la medicina especializada —troceada, me atrevería a

sugerir—, la toma de decisiones repartida en muchos casos, compartida en algunos. L

ética individual, responsable y solidaria ya no es privativa de un único profesional

frente al caso. Una multitud de técnicos, de especialistas, de cuidadores, cada uno —

bien lógico es— con su propia ética, configura un organismo abigarrado, heterogéneo

(y quizás deforme) que debe afrontar la solución o soluciones al problema clínico y al

mismo tiempo dar cuenta de ello a los demás.