citaré los más significativos para el tema que nos ocupa (7): El principio
de autonomía irrumpe en la RME. Lo hace de forma contundente en
Estados Unidos en los años 1905 y 1906 y 1913 y 1914, a través de
sentencias judiciales que obligan al médico a contar con el consentimiento
del paciente antes de actuar en problemas de salud aunque dichas
actuaciones se hagan con la mejor intención. Después de la segunda
guerra mundial el juicio de Nürenberg conmovió al mundo y surge con
fuerza la necesidad del consentimiento del paciente ante la investigación
con seres humanos. Después, la declaración de Helsinki en 1964 explicita
todos estos deberes en cuanto al consentimiento del paciente. En 1973 ya
la Asociación Americana de Hospitales emite su carta de derechos de los
pacientes que ya es como un verdadero consentimiento informado.
En España es en 1986 cuando la Ley General de Sanidad con la Carta
de Derechos de los Pacientes la que aporta el deber de informar
claramente al paciente para que dé su consentimiento informado para la
realización de los procedimientos que el médico le proponga. Más tarde
en 2002 la Ley de Autonomía del Paciente desarrolla con mayor extensión
toda esta normativa (8).
Crisis de la confianza:
En nuestra época, un autor de la categoría de Edmund Pellegrino (9, 10)
detecta que el valor de la confianza ha podido entrar en crisis durante el
siglo XX y lo atribuye fundamentalmente a dos causas:
a) La dinámica de la sociedad actual que hace que a veces el paciente
de hoy se plantee sus problemas de salud como algo que aspira a resolver
de forma autónoma, con arreglo a sus expectativas y para lo cual cuenta
con el médico, simplemente como instrumento para lograr sus
aspiraciones. A su vez el médico puede que en ocasiones actúe con
criterios científicos, pero con atención no suficiente a lo que en esos
momentos preocupa al paciente. Algunos compañeros ya han llamado la
atención sobre la necesidad de la entrevista más centrada en el paciente.