La OPS lanza proyecto un para mejorar las políticas sobre trastornos por uso de sustancias en países de América Latina y el Caribe
Según el Informe Mundial sobre las Drogas 2021 de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés), 83 millones de personas en las Américas utilizaron drogas en 2018, principalmente cannabis, opioides, cocaína, anfetaminas y otros estimulantes. Se prevé que 87 millones las usen en 2030. Esto podría aumentar la carga asociada a los trastornos por consumo de sustancias en los sistemas de salud de la región, que se concentra de manera desproporcionada en los países de ingresos bajos y medios.
El proyecto, titulado Atención de salud universal para los trastornos por consumo de sustancias en América Latina y el Caribe, tendrá una duración de 18 meses, y se centrará en la formación de trabajadores sociales y de salud. "La idea es desarrollar la capacidad de los países para formular, implementar y evaluar políticas y programas para abordar los problemas de consumo de sustancias con un enfoque de salud pública", sostuvo el doctor Luis Alfonzo, asesor de la OPS en materia de consumo de sustancias.
Las actividades de formación se centrarán en la mejora de las capacidades de los trabajadores de salud y sociales para detectar los trastornos por consumo de sustancias, realizar intervenciones tempranas, gestionar mejor a las poblaciones de riesgo y formular políticas de salud. También se trabajará para mejorar la colaboración entre los organismos nacionales de salud y de control de drogas. Como la formación se impartirá de forma virtual, otros países de la región también se beneficiarán indirectamente de ella.
Las personas que padecen trastornos por consumo de sustancias suelen enfrentarse a la estigmatización, el aislamiento social y la muerte prematura. Sin embargo, la UNODC estima que, a nivel mundial, sólo una de cada ocho personas que requieren tratamiento para un trastorno por consumo de sustancias lo recibe.
La pandemia agrava la presión sobre las personas con trastornos por consumo de sustancias, que a su vez también se enfrentan a un mayor riesgo de malos resultados en su salud relacionados con la COVD-19. "Existe una relación entre los trastornos por consumo de sustancias y la probabilidad de desarrollar complicaciones derivadas de la COVID-19, como resultado de las condiciones de vulnerabilidad en las que viven muchas de estas personas", explicó el doctor Renato Oliveira e Souza, jefe de la Unidad de Salud Mental y Consumo de Sustancias de la OPS.
Financiado por la Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley del Departamento de Estado de los Estados Unidos, el proyecto está alineado con la Estrategia y el Plan de Acción sobre el Uso de Sustancias y la Salud Pública de la OPS, que promueve "iniciativas de reducción de la demanda que abarcan medidas de prevención, intervención temprana, tratamiento, atención, recuperación, rehabilitación y reinserción social, así como iniciativas y medidas destinadas a minimizar las consecuencias adversas del abuso de drogas en el ámbito social y de la salud pública".
El proyecto también apoya el trabajo de la OPS para fortalecer los enfoques de salud pública con el fin de abordar los problemas de uso de sustancias y fomentará una mayor colaboración entre la OPS y socios relevantes, como la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de Estados Americanos (OEA), la ONUDC, el Plan Colombo y la Red Iberoamericana de Organizaciones No Gubernamentales que Trabajan en Drogodependencia (RIOD).