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Es preferible evitar el término “encarnizamiento” porque presupone una cierta
intencionalidad negativa por parte de quien lo efectúa.
Muchas veces se hace demasiado por alargar la vida y muy poco (y tarde) por ali-
viar el sufrimiento.
Esta actuación está proscrita por nuestro Código. Así su
Artículo 36.2
dice “El
médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin
esperanza de beneficios para el enfermo, inútiles u obstinadas. Ha de tener en
cuenta la voluntad explícita del paciente a rechazar dicho tratamiento para prolon-
gar su vida. Cuando su estado no le permita tomar decisiones, tendrá en considera-
ción y valorará las indicaciones anteriormente hechas y la opinión de las personas
vinculadas responsables”.
Eutanasia y suicidio médicamente asistido
Definimos la eutanasia como “la provocación intencionada de la muerte de una
persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa de
ésta, y en un contexto médico”. No hay clasificaciones, no hay distintos tipos de
eutanasia
*
.
Por otra parte, el suicidio médicamente asistido “Es la ayuda médica para la reali-
zación de un suicidio, ante la solicitud de un enfermo, proporcionándole los fárma-
cos necesarios para que él mismo se los administre”.
Artículo 36.3
de nuestro Código es bien claro: “El médico nunca provocará inten-
cionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expre-
sa por parte de este”.
No debemos olvidar que si un paciente solicita la eutanasia porque sufre intensa-
mente, la responsabilidad será de los profesionales que no suministran los cuida-
dos necesarios para evitarlo y de los poderes públicos que no han sido capaces de
establecer la normativa necesaria para garantizar dicho cuidado a todos los ciuda-
danos.
Abandono
Según nuestro documento de Conceptos y Definiciones, el abandono consiste en la
falta de atención adecuada a las necesidades del enfermo y su familia.
Entre sus motivos destacan la falsa idea de que “ya no hay nada que hacer” y una
formación insuficiente en cuidados paliativos, así como el miedo o sensación de
fracaso profesional.
En medicina paliativa, son claros ejemplos de abandono, entre otros, no atender
bien los síntomas del paciente, no utilizar la sedación cuando ésta está indicada o
no informarle adecuadamente.
Abandono y obstinación son los dos extremos de la mala praxis médica en la aten-
ción al final de vida que constituyen una grave vulneración del Código de Deonto-
logía Médica.
*
Actualmente no procede utilizar los términos “Eutanasia involuntaria”, “Eutanasia pasiva” ni “Eutanasia Indi-
recta”, porque son situaciones ajenas a esta definición de eutanasia.