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A pesar de lo cual d

esde la OMC queremos reforzar el profesionalismo

médico y abanderamos un Código Deontológico mas exigente y preciso que

nunca, donde se establecen los compromisos con el paciente, sociedad y SNS

actual, ofreciendo respuestas a los conflictos antiguos y a los nuevos. Y por si

fuera poco lo hemos reforzado con el Manual de buena práctica deontológica

que presentamos la semana pasada y que hoy os entregamos.

Somos sociedad pero también somos historia. Creemos que buena parte de la

solución está en nuestra cultura profesional y sanitaria, en los valores y

compromisos de los médicos. Pero debemos ser correspondidos, por ello

exigimos como contrapartida un pacto político y social

que permita

revitalizar el sistema sanitario y asegurar su sostenibilidad. Exigimos

transparencia y participación, en los cambios y reformas con un nuevo modelo

de gobierno sanitario que potencie la profesionalización de la gestión, un

modelo en base a criterios de transparencia, capacidad y mérito. Urge

detectar bolsas de ineficiencia, evaluar el uso de nuevas tecnologías, introducir

sistemas de evaluación que puedan discernir lo que es útil de lo que no lo es y

favorecer que las decisiones que se tomen sean siempre basadas en criterios

científicos y no políticos o de marketing.

Pero hay algo muy relevante que no puedo dejar pasar por alto: Nos preocupa

tanto la privatización inducida que lleva a muchos ciudadanos a gastos

sanitarios ante el deterioro del servicio público, como la senda de

externalización sistemática de la prestación o provisión de servicios. Hemos

asistido recientemente al anuncio de la conversión de un hospital insignia de la

Sanidad Española sin la justificación y racionalidad debida, al anuncio de

privatizar seis hospitales recientemente creados, a la externalización de 27

centros de salud. Las excusas para la privatización son francamente débiles,

justificar este cambio aludiendo el excesivo coste del sistema público debería

acompañarse de evaluaciones y estudios independientes que justificaran tal

afirmacion. No solo no existen tales estudios, como cuando se afirmaba que el