Recordó que un ciudadano, médico o no, puede acudir al colegio profesional a
denunciar la conducta de un colegiado que se considera contraria al CDM y el
órgano de gobierno del colegio, con el asesoramiento de la Comisión de
Deontología, decidirá, si se ha incurrido en falta deontológica, la sanción que
puede ir desde un apercibimiento hasta la suspensión de la colegiación y, por
tanto, del ejercicio profesional durante el tiempo que estime en función de la
falta.
Tras incidir en su planteamiento inicial de que a los colegios de médicos les
corresponde el “liderazgo institucional de la ética médica en España” y que eso
conlleva una responsabilidad, analizó como la están ejerciendo a través de las
declaraciones realizadas por la Comisión Central de Deontología, aprobadas por
Asamblea General de la corporación y, por tanto, asumidas por los colegios de
médicos.
El Dr. Altisent hizo un repaso a algunas de estas Declaraciones que van desde la
ética de la relación profesional del médico con la industria farmacéutica y las
empresas sanitarias, a la ética de la sedación en la agonía, pasando por el
posicionamiento sobre las medicinas alternativas, la atención sanitaria a
inmigrantes en situación irregular, la campaña de la píldora del día anterior o
la asistencia médica al menor en situaciones de rechazo al tratamiento, la última
aprobada por la Asamblea General de la corporación.
Finalmente, propuso invertir en formación e investigación en el campo de la
Deontología Médica, así como llevar a cabo un programa de mejora continua de
la calidad con indicadores y evaluaciones que permita reducir la variabilidad
entre las Comisiones Deontológicas de los diferentes colegios.