Responsabilidad residentes, tutores y especialistas 2022

La pandemia por coronavirus fue el detonante que ha hecho que este colectivo haya trasladado su espíritu de cambio y de mejora desde un nivel interno a una exposición pública y manifiesta, si bien, las causas que subyacen al mismo, son varias y larvadas en el tiempo. Estas causas, se podrían dividir en dos niveles: aquellas dependientes del sistema sanitario y aquellas dependientes de la relación del médico con la sociedad. Por el lado de las causas relacionadas con el sistema sanitario, uno de los factores que más ha influido en el gran impacto de la pandemia por coronavirus sobre el colectivo MIR es la alta jerarquización tanto explícita como implícita de los distintos profesionales médicos. En base a la experiencia y edad se van ocupando diferentes posiciones y ejerciendo diferentes roles. Dentro de esa jerarquía, el eslabón MIR es el último de la cadena médica. Estudios intrapandemia confirman esta realidad y revelan la especial vulnerabilidad de este colectivo. Así, por ejemplo, un estudio llevado a cabo durante la primera ola de la pandemia por COVID-19, evidenció que más del 50% de los residentes participantes en el mismo, indicaron no tener acceso a material de protección adecuado frente al COVID-19 y la mayoría refirieron altos niveles de estrés asociados a la sobrecarga laboral y a la citada falta de protección. Esta situación derivaba en muchas ocasiones de su especial implicación y utilización como “mano de obra barata”, como personal laboral utilizado para salvar deficiencias estructurales en servicios que han sido clave durante esta crisis por ejemplo los de Urgencias. Además, en muchas Comunidades Autónomas, estos residentes incluso fueron movilizados a otras estructuras asistenciales que no se encontraban en sus programas formativos, como son los Servicios de epidemiología o residencias de ancianos, todo ello para cubrir labores en estos puestos necesarios ante esta crisis sobrevenida. Sumado a las condiciones de sobrecarga y de falta de protección, destacó como causa desencadenante de la oleada de movilización del colectivo MIR, la escasa valoración que dicho sistema tiene hacia este tipo de personal, con las consecuencias que esto tiene sobre la salud mental del residente. Ejemplo de esta mala praxis es la realidad que se sucede en numerosas comunidades autónomas y que se intensifica en periodos estivales; y que no es otra que la contratación de médicos sin especialidad. En el caso del verano de 2020, esta situación se agravó más si cabe. La pandemia por coronavirus provocó un retraso en la elección de plazas MIR, lo que conllevó una incorporación tardía de los MIR a los hospitales. Esto generó una 162

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