V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica En este contexto, el futuro que actualmente espera a la mayoría de los médicos cuando salen de la facultad es convertirse en funcionarios (“estatutarios”), asalariados de una empresa, o una cosa por la mañana y la otra por la tarde. Muchos médicos siguen pensando orgullosamente en sí mismos como profesionales liberales, porque ese concepto ha sido inherente a la Medicina durante generaciones y ha imbuido la formación que todos hemos recibido. Pero la verdad es que, salvo casos excepcionales o quienes trabajan en nichos no cubiertos por el aseguramiento público ni privado, como la Medicina estética, la mayoría de los médicos no tiene ningún control efectivo sobre el importe de sus honorarios ni sus condiciones de trabajo. De hecho, su nuevo estatus de funcionario o asalariado está tan interiorizado que nadie se extraña cuando para intentar mejorar sus condiciones se recurre a enfrentamientos sindicales, manifestaciones callejeras o amenazas de huelga en momentos políticamente sensibles, en vez de en debates racionales basados en argumentos sólidos y respaldados por pruebas científicas irrebatibles. En realidad, los factores que amenazan la futura relevancia de los médicos y el carácter liberal de la profesión obedecen a cambios sociales profundos, que no se modifican con lamentaciones, manifestaciones o amenazas de huelga. El coste de la asistencia va a seguir siendo inabordable para los pacientes individuales, por lo que no se va a poder prescindir de fórmulas de aseguramiento colectivo (público o privado), y el gasto sanitario va a seguir creciendo por la incorporación de nuevas tecnologías. En ese contexto, el eslabón más débil van a seguir siendo los salarios y cada vez va a resultar más difícil defender que los médicos sean una excepción, especialmente si se usan argumentos de asalariado (reivindicación de derechos laborales, prebendas históricas o agravios comparativos) y no propias de la Medicina

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