V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica generación. De hecho, es cada vez más habitual que constituyan el segundo sueldo de la familia, complementario de la fuente principal que aporta el cónyuge no médico. Esos cambios se deben a muchos factores. El progreso científico-técnico es más rápido que antaño, y mantener una práctica clínica actualizada requiere leer inglés, disponer de conocimientos metodológicos suficientes para determinar la fiabilidad de cada estudio y, sobre todo, invertir mucho tiempo, por lo que hacerlo individualmente es prácticamente imposible. También la progresiva especialización, y el coste de los equipos diagnósticos y terapéuticos, nos ha incitado a agruparnos, complementarnos y prestarnos apoyo mutuo, haciendo cada vez menos habitual la figura del médico aislado. Además, desde el punto de vista puramente económico, el incremento del número de médicos nos ha transformado en un bien que ya no es escaso, por lo que nuestro valor económico ha disminuido. En los años 30 del pasado siglo las orlas de fin de carrera de una Facultad de Medicina mostraban a apenas una veintena de jóvenes sonrientes, de cuerpo entero; en las de los años 70 y 80 era imposible saber si sonreían, pues solo cabían las caras reducidas de los dos o tres mil licenciados anuales de cada facultad. Y aunque el establecimiento de “ numerus clausus ” ha contenido esa tendencia, todavía hoy en día siguen creándose nuevas Facultades de Medicina en nuestro país. No obstante, el principal motivo probablemente sea que el incremento del coste de la asistencia sanitaria la ha hecho inasumible para un paciente individual; entre 1998 y 2005, el coste medio del tratamiento de cada caso de lumbalgia aumentó un 65% (descontando el efecto de la inflación), y el coste de, por ejemplo, la mayoría de los

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