V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica Pues bien, el proceso de formación de los médicos denota carencias en cada una de las tres fases, así como en todos los elementos diferenciados de estas. Podemos enfatizar que en el proceso global de la formación de los médicos no hay ni planificación ni evaluación ni retroalimentación y, por tanto, no es posible mostrar ni demostrar que sea un proceso de calidad. ¿Cómo es posible que ni las Administraciones (Ministerios y Consejerías), ni las organizaciones profesionales (colegios y sociedades científicas), ni las instituciones sanitarias, ni los estamentos docentes (¿universidades, ¿institutos, etc.?), ni las patronales sanitarias (públicas o privadas), ni los estudiantes, ni las organizaciones de pacientes, ni nadie en general ni en particular haya llamado la atención sobre la falta de calidad, de control, del proceso de formación de los médicos? Si observamos cómo se ha estructurado hasta la fecha el “proceso” de formación de los médicos, podemos hacer el ejercicio de compararlo con un proceso planificado correctamente. Actualmente, el proceso de formación de los médicos sigue este recorrido: 1) definición de los programas de cada asignatura del grado, 2) examen MIR, 3) formación en periodo de residencia, y 4) formación continuada durante el ejercicio profesional. Sin embargo, si nos planteáramos diseñar un buen recorrido para la formación de los médicos, seguiríamos un camino prácticamente inverso, ya que la planificación se estructura de arriba abajo, mientras que el recorrido formativo sigue el recorrido inverso, de abajo arriba. Esto es, en primer lugar nos plantearíamos: (1) las necesidades para mantener y mejorar la salud de la ciudadanía y definiríamos las competencias necesarias de los profesionales (no los programas docentes), para, a continuación (2) delimitar dónde y cómo se deben adquirir y mantener dichas competencias y contenidos (facultad, residencia, continuada), y decidiríamos (3)

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