V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica Dificultades en la comunicación intercultural El personal sanitario es el responsable de la comunicación y el “comunicador intercultural/ traductor” tiene la tarea de facilitarla, pero no suplirla. Esta persona conoce la información que se intercambia entre médico y paciente y se le debe exigir confidencialidad. Su presencia se ha de procurar en los grandes centros, pero no es posible en todos. La utilización de niños familiares como traductores es una alternativa desesperada habitual; es aceptable, pero se ha de evitar que sea la forma habitual. Derecho a preservar sus hábitos culturales y dietéticos Se procurará mantener estos hábitos, que son más evidentes en la hospitalización; por ejemplo, ciertas restricciones dietéticas o que varias personas se encuentren en la habitación. Evitar la carne de cerdo, dietas vegetarianas o respetar los ayunos cuando no estén clínicamente contraindicados son generalmente posibles. Otro aspecto es el rechazo a un determinado tratamiento, aunque sea un peligro cierto para su vida. Hay que considerar que los pacientes no quieren morir, sino solo pretenden el seguimiento a sus creencias religiosas o morales. El profesional hará lo posible para hacer ver la necesidad de la terapia propuesta, evitar la presión del colectivo a que pertenece, pero si el paciente persiste en su negativa, se debe respetar, tanto desde el punto de vista ético como legal. Demanda de “certificados de virginidad” La virginidad, entendida como ausencia de relaciones sexuales previas, no se puede certificar, ya que ni la exploración física ni cualquier otra prueba complementaria puede dar esta información. La obligación del médico del Sistema Nacional de Salud solo es el de emitir informes sobre el estado de salud, por tanto, debe argumentar con estos dos principios (la imposibilidad y su obligación de certificar tan solo el estado de salud) su negativa a realizar “certificados de virginidad”.

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