V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica exigente responsabilidad social y a una ausencia explícita de conflictos de interés, sino que, además e inexcusablemente, las conductas y prácticas profesionales deberán responder a criterios virtuosos de ejemplaridad, dedicación, compromiso, respeto, honestidad intelectual e integridad. Es por otra parte necesario reseñar que para nuestra profesión el acceso al conocimiento científico y social debemos considerarlo como un crecimiento interno, un avance hacia la propia identidad asistencial de la organización profesional, un enriquecimiento de la sabiduría práctica y una potenciación de la capacidad operativa para resolver problemas de salud y bienestar social. El proceso dilemático al que se enfrenta la Medicina moderna requiere de alineamiento, integración y adaptabilidad de nuestros valores tradicionales: principio de autonomía, relación altruista e incondicional con el paciente, autorregulación profesional, discrecionalidad y confidencialidad en la gestión de pacientes, cumplimiento del principialismo bioético, desarrollo científico y tecnológico acorde con el estado de la ciencia biomédica, estímulo sostenible de las motivaciones intrínsecas y trascendentes, y por último, pero no en último lugar, responsabilidad social con las nuevas realidades demográficas, económicas, tecnológicas y sociales. La revisión y mejora del modelo epistemológico de la Medicina moderna debe ser una oportunidad para revitalizar creativa y responsablemente la práctica asistencial desde una visión humanista y socialmente eficiente, promoviendo a su vez motivaciones desiderativas e incentivos duraderos en la gestión asistencial (6, 7) . Para cumplir con la responsabilidad primaria de la profesión médica al servicio de los pacientes es también necesario promover la justicia social. Claramente, ello implica asegurar la distribución equitativa de los recursos para garantizar que todos tengan

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