V Convención de la Profesión Médica

V Convención de la Profesión Médica No existe duda de que toda nueva terapia útil, una vez demostrada su eficacia y seguridad en el contexto de una investigación clínica reglada y evaluada por una agencia independiente de evaluación de la tecnología, debe incorporarse. Pero es importante que busquemos la excelencia, sobre la base de incorporar realmente novedades exigiendo criterios de superioridad frente a criterios de no inferioridad. Diferentes estudios han demostrado que los medicamentos son causa de frecuentes problemas de salud e incluso muerte. El riesgo intrínseco de cada fármaco, su inadecuada selección, utilización, seguimiento y cumplimiento respecto a la pauta prescrita son condicionantes del riesgo que supone su utilización. La alternativa al mal uso de los medicamentos pasa por el fomento de una prescripción razonada, prudente y con sentido común. Esta se consigue cuando el médico bien formado e informado, haciendo uso de su mejor criterio, prescribe al paciente un medicamento bien seleccionado, en la dosis adecuada, durante el periodo de tiempo apropiado y al menor coste posible, establece con el paciente una buena relación terapéutica, especialmente basada en la continuidad de atención (longitudinalidad), conoce todos los problemas y circunstancias del paciente (transversalidad), tiene tiempo suficiente para ofrecer un modelo explicativo y ofrecer la opciones terapéuticas disponibles, respetando la opinión y decisión del paciente. Cuando estas condiciones no están garantizadas o disminuye sistemáticamente su aplicación, constituyen lo que se denomina prescripción inapropiada y peligrosa, fruto de la cual, y con carácter general, los riesgos en la utilización de los medicamentos son mayores que los beneficios. El riesgo de errores (incomprensión, recepción de mensajes equivocados, incumplimientos terapéuticos) y riesgos para la salud de los pacientes, además de despilfarro por duplicación de pruebas y tratamientos, es muy elevado.

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