Diagnostico de Género de la Profesión Médica

83 DIAGNÓSTICO DE GÉNERO DE LA PROFESIÓN MÉDICA yo, como gerente de un hospital, tengo cons- tancia de un caso de acoso laboral creo que debo actuar de oficio. El problema es que mu- chas veces no te enteras, porque los casos no te llegan; hay otras veces en que el afectado no quiere dejar constancia por escrito de la de- nuncia, de forma que estás maniatada, porque no puedes iniciar diligencias. Necesidades sentidas y expresadas Las necesidades sentidas a veces se confunden con deseos porque están limitadas por la per- cepción de los individuos, pero también, pueden tratarse de necesidades reales que no se sabe cómo resolver. En todo caso, cuando se expresa una necesidad hay casi un grado de exigencia de que esta sea atendida. Son necesidades que las personas “saben” que tienen porque suponen un problema para ellas si no se resuelven. Una organización del sistema basada en el respe- to de sus derechos sobre la maternidad y la con- ciliación entre su vida profesional y personal es la principal necesidad expresada por mujeres médi- cas en informes y entrevistas. No se trata de un problema exclusivo de España. Un estudio estadounidense a partir de una encues- ta a 3.121 médicos residentes o en formación, con una media de edad de 28 años, comentado en el portal Medscape, 21 concluye que los sínto- mas depresivos aumentan de forma sustancial durante el tiempo de prácticas de la carrera médi- ca pero más entre las mujeres. Establecen que la causa agravante es el conflicto trabajo-familia. El estudio señala que el conflicto de la vida laboral y familiar en la medicina afecta en gran medida a las mujeres en formación, debido a que el entre- namiento prolongado se produce durante la etapa adulta temprana, lo que a menudo entra en con- flicto con otros objetivos de vida. En una entrevista realizada por un diario español a un conjunto de médicas con motivo de la conme- moración del 8 de marzo, estás se expresaban así: Dado que la mujer representa ya el 60 por ciento de la plantilla sanitaria, la organización del sistema debería cambiar para adaptarse a esa realidad: sistema de trabajo, formación y horarios, el sistema de cuidados, el modelo asistencial... Ya no bastan las rígidas e inflexi- bles directrices actuales. (…) qué pasa cuando falta la cirujana titular, ¿quién opera? Y el problema surge sobre todo con la atención continuada, porque el horario habitual se puede organizar de una forma u 21 Constance Guille, MD; Elena Frank, PhD; Zhuo Zhao, MS; et al. Work-Family Conflict and the Sex Difference in Depression Among Training Physi- cians. December, 2017. https://jamanetwork.com/journals/jamainternalmedicine/ article-abstract/2659558?redirect=true otra. Ahí es donde está el verdadero meollo or- ganizativo, en las guardias del médico: sería carísimo tener facultativos en todos los hora- rios, porque necesitarías tres turnos, no uno y medio. Hay que cambiar la rígida estructura actual y tener un horario flexible real. (…) El sistema actual, con un horario de 8 a 15 horas, y guardias a partir de las 15 horas, pues quizás no sea siempre así. Que cómo será, pues lo decidiremos entre todos y en un periodo relativamente corto. Este sector no ha cambiado organizativamente en muchos años y eso tiene que pasar. Es obvio que en todas las profesiones, las tareas de cuidado de hijos e hijas o de personas depen- dientes precisan de medidas que faciliten la co- rresponsabilidad y que no interfieran de manera discriminatoria sobre mujeres y hombres. Medi- das como los permisos de maternidad y paterni- dad han tenido una buena acogida por parte de la sociedad. En 2016, según datos del Instituto Nacional de la Seguridad Social, se concedieron 278.509 permisos del primer tipo y 244.688 del segundo. Sin embargo, en lo relativo a los per- misos de maternidad, que pueden ser disfruta- dos por ambos progenitores, salvo en la parte de descanso obligatorio para la madre, únicamente 5.688 hombres solicitaron el disfrute del mismo (tan solo el 2 %). Según los últimos datos disponi- bles de la Seguridad Social, en 2015, un 93,3 % de las personas que solicitaron una excedencia para cuidado de hijas o hijos y casi un 84,6 % de las que lo hicieron para atender a personas depen-

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