VALORES DEL MÉDICO 2021
197 ANTONIO OTERO RODRÍGUEZ Según nos indica Smith en un artículo en el British Medical Journal de 1998, la sociedad ha otorgado unos privilegios a la profesión médica, como son el prestigio social y la capacidad de autorregulación, a cambio del compromiso con la competencia técnica y los valores profesionales. Los médicos podemos considerar que cumplimos en gran medida nuestros compromisos, pero que la sociedad lo hace sólo parcialmente, pues, aunque manifiesta altos niYeles de satisfacción respecto a nuestra profesión, no ha legislado los mecanismos que la autorregulan, para permitirlos, solicitarlos o exigirlos. En efecto, el estado de derecho no había visto necesario tratar estas cuestiones hasta que el Consejo General de Colegios de Médicos presentó su proyecto de validación periódica de la colegiación y recertificación; proyecto que, como era de esperar, está teniendo un recorrido excesivamente lento. En opinión de Manuel del Castillo, en una tribuna publicada en Diario Médico en mayo de 2008, el reto actual de los médicos y de las organizaciones sanitarias está en compatibilizar los sistemas de gestión de la empresa moderna con el mantenimiento del profesionalismo, si queremos que el ejercicio de la medicina siga siendo una profesión y no un oficio. La determinación como valor asociado Estar decidido a cumplir estos compromisos es condición necesaria para que no queden en papel mojado, evitando que a nivel personal o, de la profesión en general, veamos disminuido nuestro crédito y prestigio. El tratamiento del paciente es mucho más efectivo si éste siente que el médico tiene la determinación de compartir con el su enfermedad El tratamiento del paciente, sea cual sea la especialidad de cada uno, es mucho más efectivo si éste siente que el médico tiene la determinación de compartir con él su enfermedad; determinación que precisa valor y coraje para compartir la ansiedad, el dolor o el miedo a la muerte. Conclusiones Por todo ello, debemos respetar nuestro compromiso para mantener una elevada competencia profesional, mejorar la calidad asistencial, facilitar el acceso a la atención médica, lograr una distribución justa de los recursos, ser honestos con los pacientes, fomentar el conocimiento científico, cuidar la confian]a y tener una actitud clara ante los conflictos de intereses; y, por ¼ltimo, comprometernos también a participar en los diversos órganos de decisión para contribuir a que los objetivos de las organizaciones sanitarias respondan a las necesidades de las personas. Para que estos compromisos sean más fáciles de asumir y de poner en práctica por parte de los médicos, es necesario que las demás instancias, sobre todo las administraciones sanitarias
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