VALORES DEL MÉDICO 2021

/D UHJXODFLµQ GH OD SURfHVLµQ P«GLFD HO HVWDGR \ OD FLXGDGDQ¯D A todos los niveles, y en el de la profesión médica en particular, se necesitan menos leyes y mayor autorregulación Es preciso insistir en que no toda conducta puede ser regulada por ley. En nuestro entorno sociocultural, no sólo en España, los estados han avanzado y siguen avanzando en su capacidad reguladora, que en muchas ocasiones no parece tener límite. A diferencia de la cultura anglosajona, a nuestra sociedad civil le cuesta imponerse reglas o límites al margen del estado. 3ero es posible establecer reglas al margen del estado" Cuáles son los límites" 4uién debe definirlos" La respuesta, en un entorno social democrático, parece sencilla: la propia ciudadanía. Es la sociedad civil la que debería trabajar tanto en pro de la autorregulación como en pro de la desregulación. La ciudadanía puede y debe consensuar normas de conducta y promover comités conjuntos que regulen (amigablemente) las actuaciones de dos o más colectivos. Nuestra conYiYencia debería estar regulada (autorregulada) más al detalle (por normas/códigos) que al por mayor (por leyes). A todos los niYeles, y en el de la profesión médica en particular, se necesitan menos leyes y más autorregulación. Es posible que la inclusión en esta monografía de la autorregulación como ‘valor’ del médico pueda 188 colisionar con quien considera la autorregulación no como un valor, sino simplemente como una responsabilidad de los profesionales. Incluso habrá quien califique la autorregulación como un ‘privilegio’, concepto que, entrados en el primer cuarto del siglo XXI , debería ser erradicado. Estas discrepancias hacen necesario manifestar con contundencia que en ningún caso autorregularse es un privilegio, y que debe considerarse más bien una responsabilidad, en ocasiones ingrata. Quizá autorregularse no sea en sí mismo un valor profesional, pero lo que sin duda es un valor del médico es asumir dicha responsabilidad. 6u fin ¼ltimo, y de alguna manera en lo que se fundamenta su exigencia, no es otro que asegurar la mejor atención del paciente. Dado que el fin de la autorregulación es perseguir ‘lo mejor para el paciente’, y siendo su práctica difícil y arriesgada, se debe justipreciar la autorregulación como un valor del médico que es capaz de actuar siguiendo las normas de su código aun en situaciones que pueden no serle cómodas, pero siempre en beneficio del paciente. Es, sin duda, calificable de ‘valor’ el que el médico, individualmente, asuma en su práctica clínica el eslabón irremplazable que le corresponde en el proceso corporativo de autorregulación. La autorregulación no es un ‘valor’, sino un proceso; lo que es un ‘valor’ del médico es asumir la responsabilidad de participar en la autorregulación colegial La autorregulación no es, por tanto, un ‘valor’, sino un proceso; lo que es un ‘valor’ del médico es asumir la responsabilidad de participar en la autorregulación colegial. VALORES DEL MÉDICO

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