VALORES DEL MÉDICO 2021
143 ROGER RUIZ MORAL a la experiencia de percibir apoyo emocional, o la impresión de consenso o conflicto que los participantes perciben. Estas dos dimensiones, la de contenido y la de relación, se reflejan también en las dos tendencias en las que se conceptualiza actualmente la comunicación clínica: una hace hincapié en lo observable, es decir, el desarrollo de determinadas conductas o comportamientos por parte del médico y del paciente; la otra se refiere más a e[periencias intangibles, como la refle[ión del médico y del paciente, o su autoconciencia sobre sus procesos mentales y físicos relacionados con la interacción comunicativa. El enfoque Ɂconductualɂ (componente comunicacional) supone hacer énfasis en las habilidades comunicativas. La posibilidad de observar directamente estas ‘habilidades’ facilita la ‘objetivación’ de la comunicación y su entrenamiento. Las habilidades pueden adquirirse, medirse, actualizarse, reponerse y transmitirse. Sin embargo, este concepto de habilidad sólo no permite entender los múltiples niveles de la experiencia que para un médico y un paciente supone el ‘estar en relación’ (componente relacional), que es el aspecto crucial del fenómeno comunicatiYo en la clínica. < a la inversa, sin habilidades comunicativas adecuadas puede ser imposible lograr un modo de estar en relación satisfactorio. Si en el enfoque conductual el objeto de trabajo es lo observable empíricamente, en el enfoque de Ɂrelaciónɂ es el mundo interno de los participantes: las sensaciones, pensamientos o deseos, la percepción de la situación, los valores personales y la visión de las posibilidades que se plantean dXUDQWe la entrevista. Por ejemplo, la impresión de estar a gusto, de sentirse en conexión, de sentirse en confian]a, de estar de acuerdo o en desacuerdo, etc. La manera de comprobar o desvelar ese mundo interno es compleja. En lo que al médico se refiere, éste lo puede percibir de forma directa e inmediata mediante un ejercicio de atención plena a lo que sucede dentro de él/ella mismo/a, desarrollando su nivel de autoconciencia cognitiva y emocional. Sin embargo, el mundo interno del otro no se puede percibir de forma directa e inmediata, sino a través de sus mensajes verbales, paraverbales y no verbales, a veces sumamente sutiles, lo que requiere además de un ejercicio de ‘atención plena’ desarrollar el ‘diálogo’. Es el diálogo el que proporciona un conocimiento racional riguroso de lo que sucede en el mundo interno del paciente, el denominado ‘conocimiento por compenetración’. Los médicos ‘conscientes’ suelen ser fácilmente identificados por pacientes y colegas, porque se muestran atentos, interesados, dialogantes, sin prejuicios, auténticos, naturales y sin dar la impresión de estar pensando en la estrategia comunicativa más adecuada. En la interacción esto se revela como un modo de estar en relación en la que se capta el respeto a la persona que hay delante, una atención e interés por sus experiencias y por sus ideas y temores. Algunos autores han afirmado que, por ejemplo, en el caso de la práctica de la medicina de familia, esta tiene que ver principalmente con ese factor de ‘relación con el paciente’ y sólo en segundo lugar con el contenido de la atención médica, el motivo de consulta o el tipo de servicios sanitarios que se ofrecen.
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