ENFERMAR ES HUMANO: CUANDO EL PACIENTE ES EL MÉDICO Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica. Universidad de Zaragoza • Grupo de Investigación en Bioética de Aragón (GIBA)-IIS Aragón 60 Parece que la posibilidad de una reubicación o vuelta progresiva es más fácil para médicos de atención primaria. “Sí, sí. De hecho, ya te digo, me ofrecieron también cambiar de sitio por si me sentía más cómodo en otro centro, pero dije que no.” 21-005 Un entrevistado apunta la necesidad de un periodo de “reciclaje” tras una ILT prolongada, como forma de retomar confianza y refrescar actitudes y conocimientos necesarios para el desempeño del trabajo cotidiano: “Yo estuve un mes, casi un mes de reciclaje. Estuve en seminarios, estuve también… bueno pues porque un año y pico sin ver pacientes es mucho y aunque yo los datos que tenía lúcidos porque leía, estudiaba y hacía alguna cosa, pero el no tener asistencia directa eso te merma. Pero bueno, la verdad que no fue muy… Como fue una cosa progresiva y bueno pues en fin no fue brusco el comienzo pues bueno bien, en ese sentido bien.” 21-005 Este mismo médico señala que, aunque la reincorporación al trabajo fue al 100% de sus capacidades, esto fue posible gracias a la disminución de su actividad en otras áreas: “Hablando del trabajo profesional, del que te pagan por nómina porque luego los satélites que tenemos, bueno yo dejé muchos satélites porque yo estuve metido en política, (…) lo he asumido y a eso ya he renunciado como a, bueno y a otras muchas cosas de actividades extraprofesionales, vamos a decir.” 21-005 En general los médicos sienten rechazo ante la idea de la incapacitación permanente. Algunos alegan cuestiones económicas, pero más frecuentemente vocacionales. Una entrevistada es consciente de la utilidad terapéutica del trabajo y el sentimiento de utilidad como apoyo para la recuperación y el bienestar de cualquier paciente, y especialmente en los médicos enfermos. “La importancia dentro de los márgenes que uno pueda, de poderte reincorporar a una vida medianamente normal. Yo creo que eso es muy importante, y en este caso el trabajo muchas veces es terapia […]pero sí que estoy convencida, si no puede ser el trabajo por lo menos el tener una actividad, aunque sea de ocio, o de hobbies, o de algo. Porque lo peor que le puede pasar a un enfermo es encerrarse en el proceso de su enfermedad (…). No, tienen que poder hacer vida normal…sino te acabas contagiando, ¿no? de la negatividad del proceso.” […] Con la legislación laboral vigente hoy, las bajas tienen un periodo limitado a un máximo de 18 meses, que muchas veces en ese periodo, pegar el salto a una incapacidad permanente pues no es lo que más…eh…le conviene, y el reconocimiento de una incapacidad parcial, que te permite trabajar en el mismo puesto de trabajo con un menor rendimiento, en la práctica es complicado.” 20-008 “Hay gente que, bueno, ya sabes que hay mucha gente que va buscando incapacidades con las ventajas que tiene y todo eso. A mí no me parece bien, primero porque una incapacidad, vale, yo tengo 45 años, o sea, si a mí me jubilas ahora me matas. ¿Qué hago yo el resto de mi vida jubilado? y aparte, quiero ganar dinero (risa) es que (…) Cualquier trabajador que tenga 40 años que se enfrente al mismo problema que yo y que vea que no puede trabajar…no se plantearía una incapacidad a no ser que…mmm…vamos, que no tiene más remedio.” 21-011 Durante el análisis cualitativo de las entrevistas surgió como categoría previamente no prevista lo que hemos denominado Falso proteccionismo/corporativismo mal entendido entre colegas. Nos referimos a la tendencia por parte de los compañeros del médico enfermo que acude a trabajar, a ocultar la situación de enfermedad, llegando a asumir parte de su trabajo. Esta supuesta “protección” del médico enfermo dentro del servicio para evitar problemas con los pacientes y posibles repercusiones asistenciales y/o legales, es una situación al parecer frecuente: “Hay una especie de… no sé, como de compromiso del silencio… como de proteccionismo inadecuado […] todo el mundo intenta tapar…” 20-001 Algunos entrevistados se dan cuenta del potencial riesgo e impacto en la calidad asistencial, y reflexionan sobre la necesidad de mejorar la comunicación al respecto. En algunas ocasiones reconocen realizar cierta “vigilancia” y supervisión del compañero para evitar posibles eventos adversos. “Creo que tenemos obligación de decirlo por el compañero y por los pacientes que tiene ese compañero porque no siempre uno es consciente de las limitaciones está teniendo por la enfermedad y son tus compañeros los que te tienen que enfrentar con la situación. (…) cuando se hacen estas cosas normalmente es cuando ya ha ocurrido algún problema medianamente importante que ha sido el detonante como para decir bueno, esto hay que decirlo ya y mientras pues se va tapando un poco, entre unos y otros.” 20-001 Esta situación, relacionada estrechamente con la Confidencialidad, es mucho más frecuente cuando la patología del médico tiene un componente potencialmente estigmatizante, y hace que nos planteemos la división de las enfermedades del médico en dos grupos: las físicas y las psiquiátricas. Sus características, abordaje, manejo y conceptualización son muy diferentes. Por una parte, la enfermedad física se percibe como mucho más fácil de abordar, con mayor implicación por parte de los
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