ENFERMAR ES HUMANO: CUANDO EL PACIENTE ES EL MÉDICO Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica. Universidad de Zaragoza • Grupo de Investigación en Bioética de Aragón (GIBA)-IIS Aragón 146 vas entre géneros. Todas estas patologías que debutan en la edad adulta requieren un seguimiento clínico para reducir las complicaciones futuras y por tanto, un profesional médico de referencia para el médico enfermo. Potenciar hábitos de vida saludables en los profesionales médicos es crucial para reducir el impacto de la carga de trabajo sobre la salud y las enfermedades prevalentes detectadas, como las relacionadas con factores de riesgo cardiovascular y diabetes mellitus. Para ello, es clave promocionar el ejercicio físico, particularmente entre mujeres, así como reducir el consumo de tabaco y sobre todo de alcohol, particularmente entre los hombres. También potenciar una dieta saludable, tanto a nivel del puesto de trabajo, respetando una pausa para hidratarse y tomar una fruta en cada turno, como en relación con la comida en el centro sanitario para aquellos que hacen guardias o atención continuada. La prevención de la enfermedad y la promoción de hábitos saludables entre los profesionales médicos debe iniciarse ya desde la formación de los estudiantes de medicina. Por ello, es importante promover la formación de estudiantes y médicos residentes en su autocuidado de cara al mantenimiento de un óptimo estado de salud en el futuro. Los resultados obtenidos sobre horas de ejercicio físico, consumo de alcohol y tabaco indican que es de gran interés promover un estilo de vida saludable entre los estudiantes y médicos jóvenes como una estrategia preventiva tanto a nivel de seguridad del paciente como de promoción de salud. Los médicos jubilados tienen bien aprendida la lección y son los que más ejercicio realizan. Además, el hecho de que los profesionales médicos promuevan su autocuidado es igualmente crucial para sus pacientes. Diferentes estudios científicos han demostrado que los médicos con hábitos saludables aconsejan con más frecuencia y de forma más convincente a sus pacientes sobre la mejora de los hábitos para la salud. En cuanto a otras actividades preventivas, la vacunación anual de la gripe y las revisiones periódicas en los servicios de prevención de riesgos laborales (SPRRLL) son áreas de mejora que pueden contribuir a optimizar el cuidado de la salud de los profesionales. Algunos médicos solicitan mayor liderazgo por parte de los SPRRLL en el sentido que les soliciten cumplir con las revisiones anuales, como en el resto de las empresas. Algunos recomiendan que sea un servicio ajeno al hospital, para garantizar la confidencialidad y por ello proponen la vinculación con una mutua o aseguradora que vele por este seguimiento, específica para los colegiados. También que pueda valorar tanto la salud del médico como la adaptación al puesto de trabajo. En esta valoración anual, se propone una evaluación psicológica de los profesionales sanitarios, que facilite la detección precoz de problemas. Mejorar el circuito asistencial El 94,71% de los profesionales médicos (94,29% en hombres y 95,02% en mujeres) recurre a la auto prescripción y a la automedicación ante un problema de salud que consideran banal. El 94,68% de los médicos (93,43 % de hombres y 95,63% de mujeres) se auto prescriben analgésicos básicos. Esta situación es más frecuente en las mujeres, con diferencias estadísticamente significativas en todos los grupos excepto en el de los jubilados. Un 5,29% de los médicos se autoprescriben analgésicos opioides (6,51 % de hombres y 4,37% de mujeres). La autoprescripción de antibióticos es del 70,75%, siendo de manera global más frecuente en hombres que en mujeres (73,20 % de hombres y 68,90% de mujeres) con diferencias estadísticamente significativas. El 31,36% de los médicos (32,40 % de hombres y 30,57% de mujeres) reconoce que se autoprescriben hipnóticos sedantes y/o ansiolíticos. El 7,57% se autoprescriben también otros psicofármacos (8,18 % de hombres y 7,10% de mujeres), sin que la diferencia entre géneros sea estadísticamente significativa. En las entrevistas y grupos focales los médicos reconocen que también se autoprescriben medicaciones para sus problemas crónicos de salud (hipertensión, diabetes mellitus…), obviando muchas veces un seguimiento regular de dichas patologías, lo que puede conllevar una peor evolución. De ahí que el riesgo de la autoprescripción puede relacionarse con una falta de seguimiento de los problemas crónicos de salud que lleve a generar complicaciones con más frecuencia. Cuando los profesionales estiman que el proceso no es leve, la actitud de los médicos cambia, y la mayoría decide consultar con un compañero, ya sea de manera formal, el 32,75% (35,68% de hombres y 30,53% de mujeres), o informal, el 30,66% (31,11% de hombres y 30,33% de mujeres). La tercera opción más frecuente es la de acudir al médico de Familia al que recurren el 24,05% (19,70% de hombres y 27,35% de mujeres). Sin embargo, un 35,65% no conocen o no han acudido nunca a su médico de familia, siendo significativamente mayor el número de hombres (43,70%) que de mujeres (29,55%). Además, la mayoría de los médicos (63,82%) a los que consulta un compañero por un problema de salud, se encargan ellos mismos de estudiar dicho problema. La mayoría de los profesionales entrevistados y los médicos que tratan a médicos enfermos consideran que lo ideal es que el médico que ha enfermado sea tratado como cualquier otro paciente. Y por tanto, evitar las consultas de pasillo y acceder a la consulta de un compañero para abordar su problema de salud. Proponen agilizar el acceso al sistema sanitario creando consultas específicas para médicos o reservando huecos en las consultas de compañeros, de manera que se reduzcan las demoras para pruebas, visitas y/o cirugía. Agilizar el proceso diagnóstico y de tratamiento permitiría disminuir el tiempo de baja y la sobrecargar a los compañeros, que constituye uno de los principales motivos de presentismo según la encuesta CAMAPE. Los médicos reconocen, no obs-
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