Enfermar es humano

ENFERMAR ES HUMANO: CUANDO EL PACIENTE ES EL MÉDICO Cátedra de Profesionalismo y Ética Médica. Universidad de Zaragoza • Grupo de Investigación en Bioética de Aragón (GIBA)-IIS Aragón 10 encubrimiento por parte de los compañeros. Otra reacción es el inicio de diagnóstico y seguimiento de manera no reglada o por circuitos alternativos. Normalmente este proceso se desarrolla de manera rápida y eficiente desde el punto de vista técnico. Sin embargo, no aborda la parte afectiva del médico paciente ni garantiza un seguimiento adecuado del efecto del tratamiento, una vez realizado el diagnóstico. No se aborda el cuidado en domicilio, la relación con la familia, el impacto en su sentimiento como profesional, y tampoco se considera el acompañamiento para la vuelta al trabajo clínico tras el proceso de enfermedad. Esta falta de acompañamiento puede hacer perder la oportunidad de aprendizaje médico de la propia vivencia de enfermar. Existen algunas diferencias en el proceso de enfermar a lo largo de las etapas profesionales del médico. Así, la residencia es un periodo formativo y, al mismo tiempo, supone la incorporación al mundo laboral y la práctica clínica. Se ha documentado que entre un 3 y un 10% de los médicos residentes tienen dificultades para alcanzar los objetivos planteados en los programas de formación especializada. Estas dificultades pueden tener orígenes muy diversos, desde problemas de salud física o mental, o burnout, hasta dificultades de aprendizaje o situaciones estresantes a nivel personal. El alto nivel de estrés parece tener relación con un peor estado de salud y una menor satisfacción vital. Es complicado conocer datos epidemiológicos sobre los problemas de salud de los residentes. En España los datos obtenidos del PAIME constatan un incremento de atenciones entre los médicos jóvenes. En los últimos años se ha incrementado el número de estudios sobre salud y calidad de vida en los residentes. Los principales temas estudiados han sido el síndrome de burnout, los trastornos del sueño, el estrés, la fatiga y las estrategias de afrontamiento. También se ha objetivado una prevalencia de depresión e ideación suicida más elevada que en la población general. Durante este periodo comienzan algunas conductas respecto a la propia salud, como la automedicación, cuya presencia durante la residencia puede predecir su existencia años después de titularse como especialista. El presentismo laboral, acudir a trabajar estando enfermo, es un fenómeno frecuente entre los médicos residentes. La presión por ir a trabajar estando enfermo puede ser particularmente importante en el caso de los médicos residentes debido a la falta de una cobertura adecuada, las presiones ejercidas por los colegas o los superiores, miedo a no alcanzar la titulación de especialista, además de los sentimientos, comportamientos de sacrificio y compromiso adquiridos desde la universidad, y el miedo a ser considerado débil, siendo significativamente mayor en MIR del sexo femenino. Por su parte, los médicos jubilados presentan algunas características específicas en su proceso de enfermar; por un lado, el hecho de que ya no son agentes activos del sistema de salud; por otro lado, la falta de actualización de conocimientos técnicos, y finalmente, la ausencia de acceso a los programas de atención integral al médico enfermo. Estas circunstancias los lleva a sentirse desatendidos por su propia profesión a la que han dedicado toda su vida. De ahí que el abordaje de su proceso de salud y enfermedad desde el ámbito de los colegios profesionales sea una demanda sentida por este grupo de profesionales. La jubilación conlleva un proceso de desvinculación progresiva del sistema sanitario. Conforme pasan los años, los contactos conocidos en el sistema ya no están disponibles o se han jubilado; por otra parte, viven el proceso de ruptura de identidad profesional y personal. Durante los años de trabajo, ellos y ellas eran médicas/médicos no solo para sus pacientes sino también en gran parte de las esferas de su vida. Al jubilarse, esa parte de su personalidad se va desvaneciendo. No obstante, persiste la resistencia a dejarse cuidar y atender por otros/as profesionales cuando ellos/as son los/as pacientes.

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